Afortunadamente, nuestras sociedades están logrando dejar a un lado los prejuicios sobre las personas con discapacidad; cada vez más organizaciones internacionales como el la nuestra (ej. “Un Mundo de Soluciones”), gobiernos o empresas del sector privado entre muchas otras promueven políticas no discriminatorias y más inclusivas para que una persona sea aceptada por su talento y no por la condición de tener o no tener discapacidad. Entre las muchas iniciativas, mencionamos lo que están haciendo las Naciones Unidas y la Unión Europea.

Sin embargo, muchos de los tratados internacionales sobre derechos de las personas con discapacidad no han sido ratificados o no han sido implementados a través de la legislación interna de cada país. Eso nos acuerda que todavía tenemos que trabajar mucho más para vencer las resistencias políticas o culturales que frenan la creación de sociedades más inclusivas. Pero la tecnología se mueve con otra velocidad, y nos ofrece soluciones.

Estamos en un mundo que es cada vez más rápido y acelerado, y casi no logramos enterarnos de las tantas innovaciones. Sabias, por ejemplo, que puedes mover el cursos con el movimiento de tu cabeza a través una webcam? (Ejemplo del software abierto creado por la empresa Indra). Las innovaciones tecnológicas esta removiendo las barreras y adaptando nuestras sociedades para que todos tengamos las mismas oportunidades. Cuando trabajamos con un colega a través de una computadora, no sabemos si la persona que nos envía un e-mail tiene discapacidad, pero queremos estar seguros que esa persona talentosa pueda trabajar con nosotros y pueda tener acceso a la computadora. La tecnología permite todo eso porque la tecnología no tiene prejuicios.

Nicola Magri es consultor de la División de Ciencia y Tecnología del BID y trabaja en proyectos de tecnología e innovación para la inclusión social.